De nueves, espejos y conejos blancos

martes, 13 de octubre de 2009

Hoy les traigo, un artículo realmente muy bueno, que no tiene desperdicio, ni merece ser editado en lo mas mínimo, que lo disfruten.

Debió de ser hace unos tres meses. Unas semanas antes había visto una película titulada "The Nines" (Los nueves). Se trataba de una de esas películas que, como Matrix o Nivel 13, cuestionan la realidad en la que creemos vivir, las normas que la rigen, su aparente solidez. En ella, diferentes versiones del protagonista se encuentran en tres historias separadas pero conectadas entre sí y que giran a través del número nueve. De acuerdo con la Wikipedia, este filme explora viejas ideas filosóficas y teológicas, especialmente la idea de los universos múltiples y la máxima de Leibniz de que vivimos en el mejor de los mundos posibles.

La película me impactó, pero eso ya se veía venir. En ella el protagonista se deja una serie de mensajes a sí mismo con la sugerencia "Busca los nueves". Los nueves se convierten así en parte del hilo conductor de la historia.

Mi vida ahora es sencilla, todo lo que he podido hacerla: vivo solo, no necesito trabajar y dispongo de mucho tiempo para pensar. De vez en cuando también curioseo las mañanas y a menudo simplemente me dejo llevar para ver dónde acabo. Eso es lo que hice aquella mañana.

Ando en la actualidad en un largo periodo sabático a la búsqueda de algo de claridad sobre qué hacer con mi vida. Entre estudios y vida laboral he pasado los últimos quince años haciendo cosas que me desagradaban con periodicidad diaria. Es por esto que quiero tomarme todo el tiempo necesario para reencauzar mi vida en una dirección llena de sentido. Ando buscando al menos una fina hebra serpenteante que me resulte atractiva y que me permita empezar a tirar de un hilo que encuentre gratificante y significativo.

Aquella mañana, sentado en silencio, andaba yo pensando en los nueves y en lo divertido e interesante que sería que mi historia comenzara como si fuera una especie de cuento, con un hilo conductor hecho a base de nueves y de pistas extrañas. Se me ocurrió que algunas historias empiezan siguiendo un conejo blanco, así que abrí una ventana del navegador e introduje las palabras en la barra de Google.

Lógicamente no tardé en llegar a Alicia en el país de las maravillas. En el popular cuento de Carroll, la protagonista comienza su historia persiguiendo a un conejo blanco que, como muchos de nosotros, llega tarde a algún lugar. A partir de ahí el autor, sacerdote anglicano, fotógrafo, y también lógico y matemático, nos envuelve en una metáfora colosal que presenta una amplia paleta de posibles lecturas.

Continué un rato leyendo sobre Alicia y Carroll, y más tarde llegué a otra página que hacía un análisis crítico de "A través del espejo y lo que Alicia encontró allí". Pero lo que de verdad me llamó la atención fue la siguiente anécdota, cuentan que acaecida entre Carroll y la verdadera Alicia (aunque parece ser que hubo dos):

Se encontraba esta segunda Alicia jugando en el jardín de su casa cuando Carroll la llamó desde el interior. Estaba en un salón lleno de elegantes muebles con un gran espejo al fondo. Carroll situó a la niña delante del espejo y dándole una naranja le dijo:

—Primero quiero que me digas en qué mano tienes la naranja.
—En la derecha —contestó Alicia.
—Ahora —dijo Carroll—, fíjate en el espejo y dime en qué mano tiene la naranja la niña que ves en él.
—En la izquierda —dijo Alicia.
—¿Y cómo se explica eso? —le preguntó Carroll.
La niña se quedó dudando, pero al fin dijo:
—Si yo estuviera al otro lado del espejo, ¿no es cierto que naranja seguiría estando en mi mano derecha?
—¡Bravo, mi pequeña Alicia! —exclamó Carroll—. ¡Es la mejor respuesta que he recibido hasta el momento!

Picado por la curiosidad, dejé de leer y me levanté. Fui hasta el cuarto de baño y me situé delante del espejo. Allí pasé media hora.

Todo el mundo sabe cómo funciona un espejo. Todo el mundo sabe que un espejo conserva arriba y abajo mientras que invierte izquierda y derecha. Sin embargo, con la apropiada dosis de curiosidad, un espejo puede convertirse en un divertido misterio.

Tomé el cepillo de dientes en mi mano derecha y observé mi reflejo. Al otro lado del cristal, aquel tipo sujetaba el objeto con la mano izquierda. Es trivial, es un fenómeno que carece del más mínimo interés... hasta que uno le presta atención. Nos miramos todos lo días en espejos y los consideramos anodinos y aburridos. No lo son. Quizá seamos nosotros los anodinos y aburridos. Sólo hay que pasar el suficiente tiempo frente a un espejo para sumergirse en un extraño encantamiento, para comenzar a plantearse preguntas sobre lo más trivial. Si uno pasa el suficiente tiempo frente a un espejo se termina preguntando a qué lado del cristal se encuentra.

Llevo ya cinco años siguiendo la serie Lost. Aparte de que las chavalas están muy buenas, considero que la serie es una enorme metáfora de seis temporadas, una especie de Alicia perdida en la isla. En ella se desparraman guiños al solipsismo, a si la vida es sueño o realidad, a la manera en que todo está conectado, a cómo el Universo podría no ser sino una cinta de Moebius en donde el principio y el final no sólo están conectados sino que son lo mismo, y sobre cómo el tiempo podría en realidad no existir. Por otra parte, la historia está trufada de simbología mística por doquier, lo cual me llama la atención poderosamente.

Es por todo esto que cuando aturdido, fascinado y mareado salí del espejo, me pregunté si habría alguna referencia a estos curiosos artefactos en Lost. No me sorprendió saber que la había. Lo que no esperaba era esto:



Se trata del emblema de la base Dharma para la estación submarina "El espejo" y, como resulta evidente, el logo de la instalación es un conejo blanco. No sé a usted, pero a mí la casualidad me resultó sorprendente.

Animado por el conejo blanco decidí, a pesar de que ya lo sabía todo, aprender más sobre los espejos. Abrí varias páginas más.

Todo el mundo sabe cómo funciona un espejo. Todo el mundo sabe que un espejo conserva arriba y abajo mientras que invierte izquierda y derecha. Bien.

Lo que sucede es que a veces todo el mundo se equivoca.

A veces las cosas no son lo que aparentan. A veces la explicación más sencilla, más lógica, no es la explicación correcta. A veces la navaja de Occam no es sino la manera más directa de volver a caer dentro de nuestro propio sistema de creencias, el método más rápido para evitar cuestionar nuestras propias explicaciones. A veces, dejar de tomarse un minuto para reflexionar es el modo más fácil de seguir en el fango.

Leí aquí y allá un rato y después caí en la cuenta de que no había recurrido todavía a la todopoderosa Wikipedia. Fui hasta allí y busqué el artículo referente al Espejo.
Esto fue lo que encontré:

(click para agrandar)


Un majestuoso número nueve entre la entradilla del artículo y la caja del contenido. Un nueve caído de ningún sitio a un extraño lugar en el momento preciso. Una pieza sin sentido que encajaba para mí con un suave sonido. Un escalofrío me recorrió el cuerpo, acompañado de ese sentimiento de irrealidad que ya había empezado a añorar desde que lo conocí por primera vez.

En momentos como ese uno se pregunta cosas como ¿Qué coño es esto? ¿Dónde estoy? ¿Cómo funciona todo? Uno tiene la sensación de que la realidad no es más que un plató sobre el que un grupo de extraños seres se inclinan entre risas. A veces uno tiene la sensación de que, si permanece en silencio el tiempo suficiente, terminará por escuchar el grabar de la cámara.

Guardé la página en el disco duro, me rasqué la cabeza y salí a la calle a que me diera el aire. En ocasiones me suceden extrañas coincidencias y tengo que respirar profundo y salir a caminar. Me gusta la razón y me gusta la lógica, me siento seguro en su compañía, y me tambaleo cuando algo rasga la realidad que entre ambas se teje. La prudencia aconseja comenzar cualquier viaje con pequeños pasos.

Al día siguiente volví a entrar en la Wikipedia para ver si todo aquello había sucedido realmente o si sólo lo había soñado. El nueve había desaparecido. No me extrañó en absoluto. Eché un vistazo a la copia del día anterior y volví a preguntarme qué clase de extraño sueño había sido aquel.

Respiré profundo y salí de nuevo a la calle. Desde entonces siempre dejo una ventana al absurdo en mi vida. Cada día. Después de todo, ¿quién soy yo para decir lo que es absurdo y lo que no?

———


Postdata: Al terminar de escribir esta larga columna, la hora del ordenador es 14:14. Curioso, y empujado por un algo que cada vez reconozco con más facilidad, introduzco las cifras en Google. Llego a esta página:

14:14


Empiezo a leer:

14:14 · The mirror image, or inversion of the spyral
symbolizes, like that ideogram, rotation.


Quizá a ti esto te sorprenda. A mí cada vez menos. Aunque no puedo evitar esbozar una ligera sonrisa y sentirme bien porque, por algún motivo, sé que estoy haciendo lo que debo hacer. De entre todas las sensaciones, esta es para mí una de las más maravillosas.


Espero lo hayan disfrutado tanto como yo al leerlo.
Aclaro que, únicamente, me tomé el atrevimiento de actualizar los links, y poner algunos mas, para poder ubicar mejor a los lectores.
Realmente me pareció un articulo para compartir


FUENTE

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